Publicado por JORDI BIGUES en DIAGONAL nº 48 el 21/02/07
La lucha contra el cambio climático pasa por un cambio del modelo energético. Contabilizar nuestro consumo y contaminación puede ser uno de los primeros pasos.
El pasado mes de noviembre, en la duodécima conferencia de las Partes de la convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, se hizo pública la iniciativa de plantar mil millones de árboles. En realidad, si quisiéramos restituir el número de árboles a los que existían hace cuatro décadas deberíamos plantar 24.000 millones de árboles, cuatro por cada persona de la Tierra.Entonces, el Movimiento Mundial para los Bosques Tropicales (WRM) mostró su oposición a las plantaciones forestales que ³neutralicen² las emisiones, plantaciones en el Tercer Mundo que invaden bosque tropical. Para el WRM ³el uso de combustible fósil ya debería ser considerado una provocación ambiental extrema que no puede ser neutralizada de ninguna forma². Dentro de la Alianza con estos planteamientos de protección de los bosques tropicales y del cambio de modelo energético de los países ricos despunta el incipiente movimiento de la Responsarbolidad, que pretende que se calcule y se hagan públicas las emisiones de la producción y de cualquier tipo de desplazamiento y servicio (unas emisiones ocultas y fácilmente calculables).En esta propuesta confluyen la responsabilidad ambiental y la prioridad ecológica de restituir la cobertura arbórea del planeta. En la medida en que la madera es un recurso renovable, y un depósito de carbono a efectos del cambio climático, es un bien del que es necesario autoabastecerse mediante plantaciones en espacios agrícolas abandonados o su introducción como cultivos agroforestales, restituyendo así el paisaje desaparecido con la agricultura intensiva y mejorando la biodiversidad.La responsarbolidad se desarrolla con la auditoría de emisiones destinada a llevar a cabo un proceso CRC -Calcular, Reducir y Compensar- siguiendo la misma jerarquía de las tres RRR -Reducir, Reusar, Reciclar-. El cálculo permite el conocimiento de los consumos energéticos, la reducción es un acción de eficiencia y de ecoefectividad, y la compensación, nunca completa, combina, si es mediante la promoción de energías renovables o la plantación de árboles, un cambio de modelo. Hacer los propios cálculos forma parte de predicar con el ejemplo, una acción que permite exigir a terceros. Los locales de las entidades ambientales deben ser los primeros en llevar a cabo esas auditorías.Mediante papeles contables que deben estar en manos de la tesorería, es fácil llevar a cabo una primera auditoría. Si somos capaces de hacerla después podremos aplicarla a un vehículo, un desplazamiento, la vivienda, y a cualquier centro de trabajo.
lunes, febrero 26, 2007
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