jueves, diciembre 13, 2007

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Tasaka nos dice en su texto que quizás la verdad es que hoy estamos «en la prehistoria». Nuestro ego colectivo nos hace creer periódicamente que el momento que vivimos es el más avanzado posible. Y miramos el pasado como una ridícula muestra del atraso de nuestros antecesores. Pero un mundo lleno de conflictos, guerras, pobreza, miseria (moral, intelectual, económica) y de desigualdades, no es el último mundo que un cerebro capaz como el humano puede crear. Si pusiéramos toda la capacidad humana en funcionamiento, si realmente conectáramos en red las mejores mentes, en proyectos colectivos, el resultado sería seguramente espectacular. Dice el paleontólogo Eudald Carbonell que el futuro deberá ser una «edad del pensamiento», o simplemente no será. Y que no deberíamos hablar de desarrollo sostenible (un oxímoron, quizás: no hemos sabido inventar tal cosa aún), sino de evolución responsable, porque ahora conocemos el mecanismo de la evolución, sabemos cuánto nos jugamos, y podemos saber qué pasos tomar para que la evolución que viene sea la que nos conviene, como especie, y también la que conviene al planeta. O sea, podemos finalmente actuar sobre nuestra evolución. Ésa sería, opino yo, la cumbre de la prehistoria y el inicio de la historia. Tasaka opina, en este sentido, que éste es el momento de trabajar por «abrir» la historia, por hacerla un proyecto colectivo.

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